🤖 GPT-5: entre la promesa y la realidad

OpenAI lo presentó como su modelo más avanzado hasta la fecha . GPT-5 llegó envuelto en el brillo del marketing, acompañado de titulares que lo describen como un salto hacia la inteligencia artificial general (AGI). Pero cuando se apaga el eco de los anuncios y se pone a prueba en el mundo real, el panorama es menos épico: sí, hay mejoras tangibles , pero también retrocesos y decisiones que dejan preguntas en el aire .

La gran carta de presentación es su arquitectura unificada. Lo que antes eran modelos separados —GPT-4o, GPT-4.5, o3— ahora vive dentro de un solo sistema. Un “enrutador inteligente”  decide si una consulta se resuelve con un modelo rápido  o con uno de razonamiento profundo . Es un cambio que simplifica la vida de los usuarios menos técnicos y que viene acompañado de una interfaz más pulida, con opciones de personalización  y respuestas más veloces .

En el terreno de las pruebas, GPT-5 deja buenas sensaciones: en programación muestra un salto notable, con menos errores y mayor comprensión de contextos complejos; en prompts sofisticados , su razonamiento se siente más afinado; y en matemáticas , aunque todavía tropieza, logra resultados más consistentes. Incluso se percibe una reducción de las “alucinaciones” —esas respuestas inventadas que tantas veces minaban la confianza— en ciertos escenarios.

Pero la otra cara no tarda en asomar. Modelos como GPT-4o, que en algunas tareas brillaban, han desaparecido. El rendimiento en preguntas simples es a veces irregular , hay más restricciones de uso  y los usuarios avanzados han perdido herramientas clave . Para los llamados power users, la sensación es clara: se ha ganado en accesibilidad, pero se ha perdido en control y versatilidad.

¿Es entonces el salto generacional que promete su nombre? Para muchos, la respuesta es no. La etiqueta “GPT-5” suena grandilocuente, pero en la práctica se percibe más como un “GPT-4o Plus” . Incluso Sam Altman, CEO de OpenAI, admite que no es AGI: el modelo no aprende en tiempo real y sigue atado a los límites de su entrenamiento.

En el día a día, GPT-5 es una herramienta poderosa para quienes priorizan velocidad y simplicidad: gerentes que necesitan respuestas rápida , desarrolladores que trabajan con entornos como Cursor , usuarios casuales que no quieren complicaciones . Pero puede decepcionar a quienes necesitan un contexto amplio  o dependían de modelos específicos para trabajos muy concretos.

La lección que deja es tan clara como necesaria: en inteligencia artificial, conviene separar el hype del valor real. GPT-5 es un paso adelante, sí, pero no es la revolución que algunos quieren ver. El desafío ahora no está solo en crear modelos más potentes, sino en diseñarlos sin olvidar a quienes más los exprimen.

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